Él creía que jamás conseguiría sus sueños, todos esos tan contradictorios con quien parecía ser, fantasías que le cantan nanas por las noches para poder conciliar el sueño de una vez por todas. Llegó a pensar que no tenía futuro, ni presente, ni pasado.
Es que no vas a poder, nadie es tan fuerte, nadie. No vas a poder conseguirlo, tienes que conformarte con una vida mediocre. Vas a tener que vivir una mentira, siempre, una mentira impuesta, una mentira conveniente para los demás. No tienes futuro, no eres nadie, y no vas a conseguir nada nunca jamás.
Pero sigue luchando. No sabe porqué. Quizás simplemente para intentar demostrarle al mundo que aún existen personas que ganan – o sobreviven – la batalla de cada jornada. Puede que siga para levantarse una mañana, mirarse al espejo, y verse reflejado.
Hay momentos en los que simplemente aguanta por curiosidad, por saber si realmente alguien podría conseguir algún día lo que él desea.
Y el mito se derrumba: la edad no soluciona nada, solamente te recuerda que tienes menos tiempo para conseguir tus metas, y te ayuda a mirar atrás y ver lo que ya has alcanzado.
Y el destino no existe, no es ese derecho divino que te proporciona un final feliz. Son las horas a oscuras de reflexión, las fuerzas para combatir, la pequeña sabiduría que cambia constantemente.
Es que no vas a poder, nadie es tan fuerte, nadie. No vas a poder conseguirlo, tienes que conformarte con una vida mediocre. Vas a tener que vivir una mentira, siempre, una mentira impuesta, una mentira conveniente para los demás. No tienes futuro, no eres nadie, y no vas a conseguir nada nunca jamás.
Pero sigue luchando. No sabe porqué. Quizás simplemente para intentar demostrarle al mundo que aún existen personas que ganan – o sobreviven – la batalla de cada jornada. Puede que siga para levantarse una mañana, mirarse al espejo, y verse reflejado.
Hay momentos en los que simplemente aguanta por curiosidad, por saber si realmente alguien podría conseguir algún día lo que él desea.
Y el mito se derrumba: la edad no soluciona nada, solamente te recuerda que tienes menos tiempo para conseguir tus metas, y te ayuda a mirar atrás y ver lo que ya has alcanzado.
Y el destino no existe, no es ese derecho divino que te proporciona un final feliz. Son las horas a oscuras de reflexión, las fuerzas para combatir, la pequeña sabiduría que cambia constantemente.
